La crisis del antiguo régimen, Constitución de Cádiz.


La quiebra de la monarquía

Al finalizar el siglo XVIII, España se ve fracasar el espíritu innovador y se ve abocada a una terrible contienda, que va a arruinar a la población y a la economía, iniciándose el siglo siguiente difícil de superar.

La población contaba con unos 12 millones de habitantes aproximadamente. 
La nobleza mantiene sus privilegios y cierra filas contra la ideología revolucionaria. 
El clero, que ve reducido proporcionalmente su número a causa del crecimiento, aglutina a los sectores más conservadores, identificando la defensa de la religión con la oposición a la revolución.
Las clases medias, compuestas por comerciantes, intelectuales y burgueses de las ciudades se han enriquecido con las reformas económicas de los Borbones.
Pero la agricultura sigue siendo la actividad principal, y la población rural, la mayoritaria. El número de jornaleros es muy importante en algunas zonas, como en Andalucía. Bajos rendimientos, técnicas anticuadas y plagas y sequía, son los males tradicionales. Intelectuales e ilustrados coinciden en señalar a la gran propiedad (muchas veces no se cultivan todas las tierras que se tienen) como el principal culpable de esta situación.

La agricultura: Jovellanos.


El Consejo de Castilla era el organismo encargado de recoger material sobre los problemas agrarios en España. Todo el material recogido en el Consejo de Castilla formó un conjunto de documentación al que se dio el nombre de "Expediente General". Éste debía ser el punto de partida para elaborar una Ley Agraria, que se enfrentaría a los problemas agrarios del país.

Los tres políticos analizaron, sobre todo, los problemas agrarios de la Meseta y Andalucía buscando soluciones que resolvieran la situación agraria.
De los tres destaca Jovellanos, que se centra en la existencia de los problemas derivados de las grandes extensiones de tierra que no se podían vender. Se trataba de las tierras de los grandes patriarcas nobiliarios (mayorazgos) y las de las instituciones religiosas (Manos Muertas), que era preciso fuesen a parar a manos de personas con intención de hacerlas producir. Jovellanos creía que una agricultura moderna debía convertir la tierra en una mercancía más y debía estar en manos de aquellos que tenían verdadero interés en ponerlas en cultivo (los campesinos).

El reinado de Carlos IV termina con una inflación creciente: las guerras pasan factura y la bancarrota es inminente. El comercio con América se va abriendo a otros países.
Godoy tiene que olvidar sus proyectos de apoyo a la reforma agraria, el ataque a los monopolios de los gremios y la liberalización del sector de las manufacturas.
El temor a los proyectos de desamortización tímidamente emprendidos reúne en torno al príncipe Fernando a la nobleza y al clero. En estas circunstancias y con la presión que supone la entrada en España de los regimientos franceses, Godoy intenta trasladar la corte a Andalucía.

El motín de Aranjuez (marzo de 1808) frustra estos planes. El pueblo de Madrid, descontento por la presencia de las tropas francesas, acude a esta localidad y asalta y saquea la residencia de Godoy, exigiendo su destitución, que tiene lugar de inmediato. Carlos IV, ante la presión popular abdica en su hijo Fernando VII.
Las tropas francesas han entrado mientras en Madrid y Napoleón es el árbitro de la situación española. Carlos IV y Fernando VII acuden a Bayona entrevistarse con el emperador. Allí abdican ambos, cediéndole sus derechos al trono. Napoleón nombra a su hermano José rey de España.

La Guerra de la Independencia

El nombramiento de José I provoca dudas y recelos en las autoridades españolas. El Consejo de Castilla se debate entre el acatamiento al nuevo rey o la oposición de manera clara y decidida.
Pero el malestar provocado por la presencia de un ejército extranjero, unido a las confusas noticias que llegan de Bayona sobre los reyes, provocan la reacción popular.

El 2 de mayo de 1808.


Después de las abdicaciones de Bayona las autoridades de Madrid daban muestras de sumisión a los franceses. Mientras tanto, oficiales de los Regimientos de Artillería de Madrid conspiraban sin descanso contra los franceses, bajo la dirección de Daoiz, Velarde y Ruiz. La lucha se generalizó por todos los barrios de la capital, en particular, la Puerta del Sol; lucharon patriotas y soldados con toda clase de armas.

En el levantamiento cayeron los tres capitanes. Al final, será un alcalde, el de Móstoles, quien en ausencia de una autoridad legítima, el que se enfrente a los franceses y les declare la guerra.

Aspectos de la guerra y grupos que aparecen.

La guerra contra la invasión de las tropas napoleónicas tuvo un carácter de guerra de liberación. No fue una guerra política, sino nacional, puesto que no sólo luchó el ejército, sino que todo el pueblo participa activamente en ella. Como guerra de liberación tuvieron una gran importancia en su desarrollo dos aspectos característicos: la lucha de guerrillas y la resistencia de las ciudades. Es decir, como si dijésemos que hay una guerra rural y una guerra urbana. La resistencia en las ciudades tiene dos ejemplos claros: el de Gerona, con Álvarez de Castro, que sufrió tres ocupaciones; y el deZaragoza, con Palafox y Agustina de Aragón, que sufrió dos asedios. Esto obligó a Napoleón a variar sus primeros ataques de intento de conquista rápida del Valle del Ebro y del litoral levantino.

Al mismo tiempo que se desarrolló una guerra de liberación contra el ejército francés, tuvo lugar en España un movimiento revolucionario que se puede considerar unido al proceso general de la época. En esta revolución podemos distinguir tres grupos distintos:
  • Los afrancesados. Se les llamó así a todos aquellos que aceptaron las renuncias o abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, viendo en el régimen napoleónico la única posibilidad de realizar las reformas que querían. Los componentes de este grupo procedían de los ilustrados del siglo s. XVIII y pertenecían a las más altas capas de la sociedad. Se sentían atraídos por el prestigio de Napoleón, no sólo por haber consolidado la Revolución, sino porque había mantenido el orden.
    La inmensa mayoría del pueblo no estaba de acuerdo con esta actitud y los afrancesados fueron acusados de traidores, aunque en la actualidad muchos historiadores están de acuerdo en que actuaban de buena fe. Su ideología les llevó a defender una monarquía capaz de realizar reformas.
  • Los jovellanistas. Grupo de intelectuales, llamados así por seguir la ideología de Jovellanos. Este grupo coincide con los afrancesados, únicamente, en la necesidad de realizar reformas en España.Como medida de sistema político, tomaban el de Gran Bretaña, considerando también la necesidad de la independencia del poder judicial, así como la división de las cortes en tres estamentos y la intervención de las mimas en el gobierno y en la labor legislativa.
  • Los liberales. Uno de los puntos que separan a los liberales de los jovellanistas es la cuestión de cómo deben estar divididas las cortes. Para éstos debe de haber una cámara única (un estamento).No rechazaban las tradiciones políticas hispánicas pero sí consideraban necesario recoger las reformas en una constitución escrita.

A medida que se generaliza la ocupación francesa, las Juntas van a controlar el poder efectivo, así como a organizar la resistencia popular. Aparecen las Juntas Ciudadanas en las bases, de elección popular; de ellas salen las Juntas Provinciales, controladas por militares, clérigos y propietarios locales que no colaboran con las autoridades francesas. Las Juntas Provinciales actúan como representantes del Estado soberano, despreciando las órdenes del desprestigiado Consejo de Castilla, sometido a los franceses.

En septiembre de 1808 se constituye en Aranjuez la Junta Central, presidida por Floridablanca; al año siguiente, va a trasladarse a Sevilla y finalmente a Cádiz, huyendo del ejército francés.
El desarrollo de la guerra se puede resumir en las siguientes etapas:
  • Ocupación y levantamiento. Se obliga a Francia a desistir de una rápida conquista por la reacción popular y resistencia urbana (sitios de Zaragoza y Gerona) y en un intento de controlar las rutas de la Meseta hacia los puertos del sur, inicia la invasión en Andalucía. La batalla de Bailén supone la derrota de los franceses por las fuerzas españolas mandadas por el general Castaños. Los franceses abandonan Madrid y el propio emperador acude a España.
  • Predominio Francés. Durante 1809 se produce una ofensiva francesa y capitulan Zaragoza y Madrid; triunfo hispano – inglés en Talavera y derrota en Ocaña. A comienzos de 1810, el territorio peninsular está prácticamente ocupado (en ciudades, no en zonas rurales), salvo Lisboa, algunas zonas gallegas y Cádiz. Las guerrillas adquieren importancia, destacando Francisco Espoz y Mina, el Empecinado y el cura Merino entre sus figuras más representativas.
  • Ofensiva hispano – inglesa, desde Portugal coincidiendo con la campaña de Napoleón en Rusia y la retirada de efectivos militares. Las tropas aliadas empujan a los franceses en su huida. Tras los éxitos de Arapiles, Vitoria y San Marcial, en 1813, entran, incluso, en territorio francés, hasta la capitulación de abril de 1814.



Cortes y Constitución de Cádiz

Convocatoria y asamblea constituyente

Contra la invasión de Napoleón y el apoyo que recibe de nobles y afrancesados se opone la mayoría del pueblo español. Dentro de esta mayoría las distintas clases sociales se comportan de forma distinta: por un lado la mayor parte de la nobleza y del clero al enfrentarse al invasor, busca la vuelta a la situación absolutista anterior bajo la monarquía de Fernando VII. En cambio, los sectores liberales e ilustrados ven en la guerra la oportunidad de realizar unas reformas largamente deseadas. EL pueblo se mueve entre ambas orientaciones y parte de él engarza con las propuestas liberales, mientras que la otra parte comparte las posiciones absolutistas en base a la unión del trono y el altar.
El vacío de poder provocado por la invasión francesa lo llena la Junta Central formada con representantes de las juntas provinciales. Su fracaso político le lleva a su autodisolución y a la formación de unaregencia de 5 personas, cuya principal decisión es la de convocar unas Cortes constituyentes como alternativa política coherente a la propaganda reformista de José I.
Las Cortes de Cádiz se reúnen cuando casi todo el país está ocupado por lo franceses. Algunos diputados tardan en llegar, siendo sustituidos por residentes en Cádiz.
Tanto en la elaboración de la Constitución como de las Leyes y decretos las Cortes de Cádiz se dividen en dos grandes sectores: los liberales y los absolutistas ("serviles") que mostraron su antagonismo en las grandes polémicas que suscitaron la aprobación de los artículos de la Constitución (forma de soberanía, la Inquisición, la abolición de los señoríos jurisdiccionales...)
El principio de Soberanía Nacional aprobado en la primera sesión de las Cortes significaba el reconocimiento de que el poder residía en la nación, el conjunto de los ciudadanos, sin distinción de estamentos y que se expresa a través de las Cortes formadas por representantes de la nación. Fue defendido ardorosamente por el grupo más brillante de los liberales (Argüelles, Toreno...) siguiendo las ideas de la Revolución Francesa y la Independencia de USA y será la base de toda la futura reforma liberal del Estado: reconocimiento de derechos individuales, limitación del poder real, separación de poderes, supresión de privilegios... Los absolutistas consideraban por el contrario que este principio era una imitación francesa y que por tanto el estado español debía seguir fiel al absolutismo borbónico. Había partidarios de una postura intermedia, representada por los jovellanistas, que defendían la idea de que la soberanía descansaba en la mezcla del rey con las Cortes.




Características

El texto aprobado por las Cortes en marzo de 1812 fue un compromiso entre liberales y absolutistas, favorable a los primeros a cambio del reconocimiento total a los derechos de la religión católica, que fue el punto central de los absolutistas.
Los Derechos Individuales que recoge la Constitución del 12 son la base de las propuestas liberales y muchos de ellos son similares a los recogidos en la de Bayona. Estos derechos son: igualdad jurídica, inviolabilidad del domicilio, libertad de imprenta para los libros no religiosos, sufragio, etc.
La estructura del Estado corresponde a la de una monarquía limitada, basada en una división estricta de poderes: las Cortes se reúnen anualmente y ante el peligro de que el rey no las convoque o las suspendiera se crea una institución original: la Diputación Permanente integrada por 7 diputados elegidos con la misión de velar el cumplimiento de la constitución. El sufragio es universal masculino e indirecto (no pueden votar todos) en cuatro grados (vecinos, electores de parroquia, electores de partido y diputados). Pero para ser diputado es necesario disponer de un determinado nivel de renta.
El rey tiene unos poderes limitados e interviene en la elaboración de las leyes, poder legislativo.
La administración de Justicia se independiza y la Constitución prohibe expresamente la intervención de las Cortes o del rey. Además se establece la elaboración de códigos de derecho civil, criminal y comercial.
Se crea la milicia nacional y se establece la obligatoriedad del servicio militar.

Carácter

Antes y después de la aprobación del texto constitucional, las Cortes de Cádiz iban encaminadas a desmontar el Antiguo Régimen: supresión de los señoríos jurisdiccionales, libertad de trabajo y anulación de los gremios, abolición de la Inquisición inicio de la desamortización y de la reforma agraria. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 son un símbolo, la base, del liberalismo decimonónico españolNo hay que olvidar que es la primera constitución auténticamente española.



El reinado de Fernando VII

El reinado de Fernando VII tiene tres etapas claramente diferenciadas:
  • Sexenio Absoluto (1814 – 20)
El Tratado de Valençay firmado por Fernando VII con Napoleón supone el fin de la guerra con Francia y devuelve la corona a su propietario, el cual desde su entrada en territorio nacional, va a dejar bien patente los rasgos de su política: el oportunismo y el desconocimiento de la situación española
Las Cortes de Cádiz habían implantado una serie de medidas para que cuando regresase Fernando VII jurase la Constitución de 1812. Mientras tanto, los absolutistas iniciaron un período de agitación ya que su única esperanza para volver al Antiguo Régimen era el rey. Al monarca se le cambió el camino de regreso y una vez en Valencia, un grupo de diputados absolutistas le entregó "El Manifiesto de los Persas"; documento en el que éstos criticaban la constitución y las reformas liberales. Además, el ejército dirigido por el general Elio promete al monarca su ayuda si se decide a restablecer el absolutismo.
La primera medida de Fernando VII fue el Decreto de 4 de mayo de 1814, por el cual abolió la Constitución de 1812. Se vuelve por tanto al Antiguo Régimen, y la línea política que se sigue no es clara, debido a los constantes cambios ministeriales obligados la mayoría de las veces por los caprichos del Rey o por la mala administración de los ministros de hacienda.
A nivel social se vuelve a restablecer los privilegios, devolviéndose las tierras quitadas a la Iglesia, pero no se restablecen los señoríos, que pasaron a ser dirigidos por los Ayuntamientos y el Rey, con lo que se fortalecerá todavía más el poder real. La Inquisición fue restaurada y se permitió el regreso de los Jesuitas.
En cuanto a economía siguen subsistiendo los graves problemas en el país debido en gran parte a que dejaron de llegar los envíos de plata americana. El comercio con América se recortó debido al inicio de la emancipación de estos territorios, lo que hizo perder a la industria española su más importante mercado.
Las medidas represivas de Fernando VII contra los liberales, muchos de ellos héroes de guerra aumentaron la antipatía hacia el rey. No es de extrañar que los liberales comenzaran a actuar en la clandestinidad para volver al sistema liberal de Cádiz, agrupándose en logias masónicas. Uno de los grupos que empieza a oponerse con fuerza al rey será el militar, muchos de los militares se pasaron al liberalismo y comenzaron a participar en los intentos de derribar el absolutismo. Ante la gravedad de la situación empezaron los pronunciamientos militares, organizados desde las logias masónicas y con el apoyo económico de la burguesía.
El primero de ellos fue el de Espoz y Mina en Pamplona en septiembre de 1814, que fracasó y tuvo que huir a Francia. Le sigue el de Díaz Porlier en La Coruña en 1815: fue condenado a muerte y ejecutado. En 1818, en Madrid, hubo otro intento de golpe de estado conocido como "La Conspiración del Triángulo", dirigido por Vicente Richart. Fue condenado a muerte y ejecutado. Otros fueron los de Luis Lazi en Barcelona, y el de Juan Van Halen en Murcia, ambos en 1817, también fracasados.
Por fin, en 1820 triunfó el pronunciamiento de Riego. Se había concentrado en Cádiz un ejército de 18.000 hombres para ser enviado a luchar a América. Muchos de sus oficiales eran liberales (Riego, O´Donnell). El defectuoso aprovisionamiento, la falta de dinero para pagar a los soldados y la propugnación de la "fiebre amarilla", influyeron en la moral de estos hombres y su negativa para ir a América.
Los masones y liberales aprovechan esta situación para proyectar un pronunciamiento que estableciese la Constitución de 1812. De esta forma, el 1 enero de 1820 el levantamiento comienza en Cádiz, se extiende a otras provincias como Zaragoza y La Coruña y otras y al final, triunfó. Ante esta situación, Fernando VII se ve obligado a aceptar la Constitución y a gobernar de forma liberal iniciándose su segunda etapa, conocida como Trienio Liberal (1820 23).

  • Trienio liberal (1820 – 23)
En 1820 el pronunciamiento de Riego obliga a Fernando VII a implantar la Constitución de 1812. Es el período conocido como Trienio Liberal.

Volvieron los exiliados y aparecieron las denominadas "Sociedades Patrióticas". También salieron a la calle multitud de periódicos, sobre todo los de tendencia liberal. La masonería continuó con su carácter secreto ya que no era bien vista y se creó un ejército popular denominado "Milicia Nacional".

Una de las cosas más importante de este trienio fue la división de los liberales en:
  • Moderados o doceañistas. La mayor parte de ellos había participado en la elaboración de la Constitución de 1812 y creían imprescindible la colaboración de la monarquía en el proceso reformista.
  • Exaltados o veinteañistas, más jóvenes que los primeros y protagonistas del triunfo de la Revolución de 1820, quienes opinaban que el monarca sólo debía realizar funciones ejecutivas, y que la revolución debía seguir avanzando hasta aplicar en su totalidad la Constitución.


En cuanto a la política religiosa adoptada es anticlerical, volviéndose a disolver la Inquisición y Compañía de Jesús. En el campo educativo la enseñanza se estructuró en tres niveles (Primaria, Secundaria y Universitaria) pero mucho más centralizada. Se produjo también una división del Estado en 52 provincias.
Las constantes intrigas del Rey, intentando apoyarse en cortes extranjeras para implantar el nuevo absolutismo, la presión política de los exaltados con las Sociedades Patrióticas y los levantamientos realistas hicieron que los moderados fueran sustituidos a finales de 1822 por los exaltados (o veinteañistas).
Con la llegada al poder de los liberales exaltados, los países europeos absolutistas se muestran muy dispuestos a ayudar a Fernando VII a implantar de nuevo el absolutismo. Antes, los absolutistas españoles, con la llegada al poder de los exaltados, implantan la denominada "Regencia de Seu d’Urgell" (gobierno monárquico absolutista). Los absolutistas llegan más lejos y reclaman la ayuda de Metternich (canciller austríaco) y la Santa Alianza. EL propio Fernando VII había pedido ayuda al rey de Francia Luis XVIII para recuperar el absolutismo, prometiéndole a cambio ventajas comerciales con las colonias en América.
Al final, el Congreso de Verona decide la intervención en España y las potencias de la Santa Alianza (organización de todas las monarquías absolutas) encargaron al rey Francés el restablecimiento del Antiguo Régimen en España. En abril de 1823 Francia envió un ejército denominado "Los Cien Mil Hijos de San Luis", que avanzaron rápidamente por la península, mientras que el gobierno y las Cortes españolas huyeron a Sevilla, siendo obligada la Familia Real a acompañarles. Desde allí tuvieron que marchar a Cádiz. El ejército francés, dirigido por el duque de Angulema ocupó el país y el gobierno liberal exaltado, ante la imposibilidad de resistir se rindió, obteniendo la promesa del Rey de no tomar represalias contra ellos. El 1 de octubre de 1823 Fernando VII implanta de nuevo el absolutismo, iniciando su 3ª y última etapa, con el nombre de "Década Absoluta".

  • Década Absoluta (1823 – 33)
Durante la última década del gobierno de Fernando VII se asiste a la restauración del absolutismo y se consuma de manera definitiva la pérdida del imperio colonial americano.


En abril de 1823, un ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, cruza la frontera. Se cumple así lo acordado en el Congreso de Verona: la ayuda e intervención extranjera de las potencias conservadoras en la restauración del rey español.


Fernando, obligado a retirarse a Sevilla, restablece el poder absoluto.
Los liberales toman de nuevo el camino de la emigración. Inglaterra es el centro de una importante colonia española. En esta época se publican varios periódicos en castellano en Inglaterra.
Los años sucesivos están condicionados por una situación económica desastrosa. La política impositiva del Trienio, de José Canga Argüelles, había intentado introducir impuestos en las propiedades rústicas y urbanas, y tasas de consumo, estanco y monopolios; pero su aplicación ha fracasado. Los presupuestos nunca se equilibran y el Estado recurre a la emisión de deuda y a los préstamos exteriores. El ministro de Hacienda López Ballesteros no logra reorganizar la situación.

La cuestión sucesoria

La infanta Luisa Carlota propuso como candidata a mujer de Fernando VII a su propia hermana María Cristina. Su juventud, 23 años, y el descender de una familia prolífica, decidieron al Rey de inmediato a su favor, celebrándose la boda en Aranjuez.


La legalidad dinástica era la siguiente: Felipe V, siguiendo la costumbre de los Borbones, había establecido la Ley Sálica, de 1713. Las Cortes aprobaron en 1789 la vuelta a "la costumbre inmemorial" plasmada en las Partidas, por la que "si Rey no tuviera hijo varón, heredará el Reino la hija mayor" y pasaron su acuerdo al Consejo de Castilla para que se siguiera el trámite de la publicación mediante unaPragmática. Sin embargo, por razones de índole exterior, el gobierno decidió aplazar la publicación. A comienzos de abril de 1830 Fernando VII mandó publicar en la Gaceta esta Pragmática Sanción. Con esta ley el infante don Carlos quedaba prácticamente excluido de la sucesión puesto que si el estado de buena esperanza de la reina María Cristina llegaba a buen fin el hijo o la hija que naciese sucedería directamente a Fernando VII.

A partir de este momento los realistas o absolutistas se opusieron a esta alteración de la ley sucesoria por el interés que tenían en que don Carlos llegaran al trono (ya que era absolutista a ultranza). Por su parte, los liberales no se opusieron porque éste era el único camino para lograr sus esperanzas ya que eliminaban a don Carlos y se abría la posibilidad de una minoridad, lo que a la larga les daría un amplio margen de actuación.

En septiembre de 1832 a la enfermedad de gota que padecía Fernando se le unió un fuerte catarro que llevó a los médicos a declarar que el Rey se hallaba en peligro de muerte. La reina se informó de la situación que podría crearse en el caso de la muerte del Rey entra la sucesión de su hija o evitar una guerra civil eligió la segunda posibilidad para lo que se preparó un decreto que debía permanecer en secreto hasta la muerte de Fernando VII, derogando la reciente Pragmática Sanción. Ante su esposa y los ministros que se encontraban en La Granja, el rey rubricó de forma algo violenta el decreto que previamente había leído en voz alta el ministro de Justicia Calomarde.

El decreto que debía haberse mantenido en secreto, se convirtió en un secreto a voces de tal forma que las noticias de la derogación sirvieron de acicate a los liberales que inmediatamente empezaron a desarrollar sus actividades con vistas de mantener la Pragmática Sanción, para lo que empezaron a influir en la Reina. Una vez que el rey se restableció y que se contó con una fuerza militar adicta se cambió a todo el gobierno por uno nuevo presidido por Zea Bermúdez.

El nuevo gabinete ministerial, con el pleno apoyo de la Reina, se planteó dos objetivos: hacerse con el poder a todos los niveles y resolver el problema planteado con la firma del decreto derogatorio de la Pragmática Sanción. El primer objetivo se logró sustituyendo a todos los mandos militares y policiales que pudieran estar comprometidos con don Carlos y desmontando los cuerpos realistas. Para proporcionar a la reina la fuerza que necesitaba, ésta concedió una amnistía general que supuso de hecho un pacto entre la reina y el liberalismo. El segundo objetivo tuvo dos fases diferentes: En la primera de ellas se buscó a una cabeza de turco en Calomarde. Para llevar a cabo la segunda fase se esperó a dominar todos los resortes del país. El 31 de diciembre de 1832el Rey declaró públicamente que el decreto por el que había derogado la Pragmática Sanción era nulo y de ningún valor. Esta declaración hizo posible que la infanta Isabel fuese jurada heredera por unas Cortes en mayo de 1833.
En septiembre de 1833 muere Fernando VII dejando como herencia a su hija Isabel una guerra civil que ensangrentaría el territorio español y las bases para poder establecer un nuevo régimen: el liberal.

Pérdida del Imperio Colonial Americano

En el primer tercio del siglo XIX, con la independencia de casi todas sus colonias americanas, el Imperio español conoció su fin y España dejó de ser definitivamente una potencia mundial.
El proceso emancipador de las colonias se produjo ante la difícil situación que vivía España en aquellos años, invadida por Francia y debatiéndose en una gran crisis política interna.
Las causas que movieron a las colonias a independizarse fueron muy complejas, ya que no solamente eran internas, sino ideológicas procedentes del exterior.

Los nuevos países iberoamericanos.

Los países que surgieron tras la emancipación adquirieron la independencia política, pero no establecer unas instituciones políticas, económicas y sociales estables. Muchos de ellos se han debatido entre contradicciones internas y presiones externas que todavía configuran su situación actual.
La vida cultural de Hispanoamérica tras la independencia se caracterizó por el mantenimiento del origen cultural hispánico. Pero a lo largo del tiempo se fueron acumulando influencias de otras culturas, provenientes de EE.UU.

Causas de la independencia.

  • Causas Internas: Con respecto a España hay que destacar la difícil situación creada por la invasión francesa, que supuso la ruptura del contacto directo con América, y el vacío de poder que creó la retención de los reyes españoles en Francia.

Con respecto a las colonias, hay que destacar, por un lado, el descontento de los criollos (descendientes de españoles nacidos en América) por su relegación en el gobierno de sus países y por el mantenimiento del monopolio comercial español, y, por otro, la fuerte tensión social en que vivían los indios, negros y mestizos, muy explotados por los blancos.
  • Causas externas: Hay que destacar el influjo de las ideas ilustradas, los ejemplos de la independencia norteamericana y de la Revolución Francesa, y, además, la ayuda de Gran Bretaña y EE.UU., países interesados en desplazar a España del comercio americano.

El proceso independizador

Se puede agrupar en tres etapas:
  • Primera etapa (1810 – 16). En Méjico se produjeron las sublevaciones sucesivas de Hidalgo y Morelos, ambas de signo popular, que fueron rápidamente reprimidas. En Venezuela, el Congreso General de Caracas proclamó la independencia en 1811; pero en el terreno militar fallaron los líderes Miranda, en primer lugar y Bolívar en segundo. En Argentina, tras la deposición del virrey, una junta se hizo cargo del poder hasta que en el Congreso de Tucumán se declaró la independencia. En Chile y Nueva Granada, los levantamientos fueron reprimidos; en el caso chileno, por la energía y fidelidad del virrey Abascal, y, en Nueva Granada, por la actuación de las tropas del general Morillo, enviadas como refuerzo desde España una vez terminada la guerra con Napoleón

  • Segunda etapa (1816 – 20). En esta etapa, los chilenos declararon la independencia después de las victorias conseguidas por San Martín, la más importante en Maipú. Colombia se independizó tras la victoria de Bolívar en Boyacá.

  • Tercera etapa (1820 – 24). Los independentistas lograron una mayor coordinación en las acciones, sobre todo después de la entrevista en Guayaquil entre Bolívar y San Martín y de una actuación militar decisiva que culminó en las dos grandes victorias de Carabobo y Ayacucho, que aseguraron el triunfo de la independencia.

El futuro no se presentaba fácil para los nuevos países independientes, por causa de sus propias contradicciones internas, por las fuertes divergencias entre unos y otros y por la acción de Gran Bretaña y de EE.UU:, que buscaron el control político y económico de la zona.
Después de esto a España sólo le queda Cuba y Puerto Rico.





Fuente: CHEMA ESPEJO PARRAGA

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