El Tratado de Valençay firmado por Fernando VII con Napoleón supone el fin de la guerra con Francia y devuelve la corona a su propietario, el cual desde su entrada en territorio nacional, va a dejar bien patente los rasgos de su política: el oportunismo y el desconocimiento de la situación española
Las Cortes de Cádiz habían implantado una serie de medidas para que cuando regresase Fernando VII jurase la Constitución de 1812. Mientras tanto, los absolutistas iniciaron un período de agitación ya que su única esperanza para volver al Antiguo Régimen era el rey. Al monarca se le cambió el camino de regreso y una vez en Valencia, un grupo de diputados absolutistas le entregó "El Manifiesto de los Persas"; documento en el que éstos criticaban la constitución y las reformas liberales. Además, el ejército dirigido por el general Elio promete al monarca su ayuda si se decide a restablecer el absolutismo.
La primera medida de Fernando VII fue el Decreto de 4 de mayo de 1814, por el cual abolió la Constitución de 1812. Se vuelve por tanto al Antiguo Régimen, y la línea política que se sigue no es clara, debido a los constantes cambios ministeriales obligados la mayoría de las veces por los caprichos del Rey o por la mala administración de los ministros de hacienda.
A nivel social se vuelve a restablecer los privilegios, devolviéndose las tierras quitadas a la Iglesia, pero no se restablecen los señoríos, que pasaron a ser dirigidos por los Ayuntamientos y el Rey, con lo que se fortalecerá todavía más el poder real. La Inquisición fue restaurada y se permitió el regreso de los Jesuitas.
En cuanto a economía siguen subsistiendo los graves problemas en el país debido en gran parte a que dejaron de llegar los envíos de plata americana. El comercio con América se recortó debido al inicio de la emancipación de estos territorios, lo que hizo perder a la industria española su más importante mercado.
Las medidas represivas de Fernando VII contra los liberales, muchos de ellos héroes de guerra aumentaron la antipatía hacia el rey. No es de extrañar que los liberales comenzaran a actuar en la clandestinidad para volver al sistema liberal de Cádiz, agrupándose en logias masónicas. Uno de los grupos que empieza a oponerse con fuerza al rey será el militar, muchos de los militares se pasaron al liberalismo y comenzaron a participar en los intentos de derribar el absolutismo. Ante la gravedad de la situación empezaron los pronunciamientos militares, organizados desde las logias masónicas y con el apoyo económico de la burguesía.
El primero de ellos fue el de Espoz y Mina en Pamplona en septiembre de 1814, que fracasó y tuvo que huir a Francia. Le sigue el de Díaz Porlier en La Coruña en 1815: fue condenado a muerte y ejecutado. En 1818, en Madrid, hubo otro intento de golpe de estado conocido como "La Conspiración del Triángulo", dirigido por Vicente Richart. Fue condenado a muerte y ejecutado. Otros fueron los de Luis Lazi en Barcelona, y el de Juan Van Halen en Murcia, ambos en 1817, también fracasados.
Por fin, en 1820 triunfó el pronunciamiento de Riego. Se había concentrado en Cádiz un ejército de 18.000 hombres para ser enviado a luchar a América. Muchos de sus oficiales eran liberales (Riego, O´Donnell). El defectuoso aprovisionamiento, la falta de dinero para pagar a los soldados y la propugnación de la "fiebre amarilla", influyeron en la moral de estos hombres y su negativa para ir a América.
Los masones y liberales aprovechan esta situación para proyectar un pronunciamiento que estableciese la Constitución de 1812. De esta forma, el 1 enero de 1820 el levantamiento comienza en Cádiz, se extiende a otras provincias como Zaragoza y La Coruña y otras y al final, triunfó. Ante esta situación, Fernando VII se ve obligado a aceptar la Constitución y a gobernar de forma liberal iniciándose su segunda etapa, conocida como Trienio Liberal (1820 23).
- Trienio liberal (1820 – 23)
En 1820 el pronunciamiento de Riego obliga a Fernando VII a implantar la Constitución de 1812. Es el período conocido como Trienio Liberal.
Volvieron los exiliados y aparecieron las denominadas "Sociedades Patrióticas". También salieron a la calle multitud de periódicos, sobre todo los de tendencia liberal. La masonería continuó con su carácter secreto ya que no era bien vista y se creó un ejército popular denominado "Milicia Nacional".
Una de las cosas más importante de este trienio fue la división de los liberales en:
- Moderados o doceañistas. La mayor parte de ellos había participado en la elaboración de la Constitución de 1812 y creían imprescindible la colaboración de la monarquía en el proceso reformista.
- Exaltados o veinteañistas, más jóvenes que los primeros y protagonistas del triunfo de la Revolución de 1820, quienes opinaban que el monarca sólo debía realizar funciones ejecutivas, y que la revolución debía seguir avanzando hasta aplicar en su totalidad la Constitución.
En cuanto a la política religiosa adoptada es anticlerical, volviéndose a disolver la Inquisición y Compañía de Jesús. En el campo educativo la enseñanza se estructuró en tres niveles (Primaria, Secundaria y Universitaria) pero mucho más centralizada. Se produjo también una división del Estado en 52 provincias.
Las constantes intrigas del Rey, intentando apoyarse en cortes extranjeras para implantar el nuevo absolutismo, la presión política de los exaltados con las Sociedades Patrióticas y los levantamientos realistas hicieron que los moderados fueran sustituidos a finales de 1822 por los exaltados (o veinteañistas).
Con la llegada al poder de los liberales exaltados, los países europeos absolutistas se muestran muy dispuestos a ayudar a Fernando VII a implantar de nuevo el absolutismo. Antes, los absolutistas españoles, con la llegada al poder de los exaltados, implantan la denominada "Regencia de Seu d’Urgell" (gobierno monárquico absolutista). Los absolutistas llegan más lejos y reclaman la ayuda de Metternich (canciller austríaco) y la Santa Alianza. EL propio Fernando VII había pedido ayuda al rey de Francia Luis XVIII para recuperar el absolutismo, prometiéndole a cambio ventajas comerciales con las colonias en América.
Al final, el Congreso de Verona decide la intervención en España y las potencias de la Santa Alianza (organización de todas las monarquías absolutas) encargaron al rey Francés el restablecimiento del Antiguo Régimen en España. En abril de 1823 Francia envió un ejército denominado "Los Cien Mil Hijos de San Luis", que avanzaron rápidamente por la península, mientras que el gobierno y las Cortes españolas huyeron a Sevilla, siendo obligada la Familia Real a acompañarles. Desde allí tuvieron que marchar a Cádiz. El ejército francés, dirigido por el duque de Angulema ocupó el país y el gobierno liberal exaltado, ante la imposibilidad de resistir se rindió, obteniendo la promesa del Rey de no tomar represalias contra ellos. El 1 de octubre de 1823 Fernando VII implanta de nuevo el absolutismo, iniciando su 3ª y última etapa, con el nombre de "Década Absoluta".
- Década Absoluta (1823 – 33)
Durante la última década del gobierno de Fernando VII se asiste a la restauración del absolutismo y se consuma de manera definitiva la pérdida del imperio colonial americano.
En abril de 1823, un ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, cruza la frontera. Se cumple así lo acordado en el Congreso de Verona: la ayuda e intervención extranjera de las potencias conservadoras en la restauración del rey español.
Fernando, obligado a retirarse a Sevilla, restablece el poder absoluto.
Los liberales toman de nuevo el camino de la emigración. Inglaterra es el centro de una importante colonia española. En esta época se publican varios periódicos en castellano en Inglaterra.
Los años sucesivos están condicionados por una situación económica desastrosa. La política impositiva del Trienio, de José Canga Argüelles, había intentado introducir impuestos en las propiedades rústicas y urbanas, y tasas de consumo, estanco y monopolios; pero su aplicación ha fracasado. Los presupuestos nunca se equilibran y el Estado recurre a la emisión de deuda y a los préstamos exteriores. El ministro de Hacienda López Ballesteros no logra reorganizar la situación.
La cuestión sucesoria
La infanta Luisa Carlota propuso como candidata a mujer de Fernando VII a su propia hermana María Cristina. Su juventud, 23 años, y el descender de una familia prolífica, decidieron al Rey de inmediato a su favor, celebrándose la boda en Aranjuez.
La legalidad dinástica era la siguiente: Felipe V, siguiendo la costumbre de los Borbones, había establecido la Ley Sálica, de 1713. Las Cortes aprobaron en 1789 la vuelta a "la costumbre inmemorial" plasmada en las Partidas, por la que "si Rey no tuviera hijo varón, heredará el Reino la hija mayor" y pasaron su acuerdo al Consejo de Castilla para que se siguiera el trámite de la publicación mediante unaPragmática. Sin embargo, por razones de índole exterior, el gobierno decidió aplazar la publicación. A comienzos de abril de 1830 Fernando VII mandó publicar en la Gaceta esta Pragmática Sanción. Con esta ley el infante don Carlos quedaba prácticamente excluido de la sucesión puesto que si el estado de buena esperanza de la reina María Cristina llegaba a buen fin el hijo o la hija que naciese sucedería directamente a Fernando VII.
A partir de este momento los realistas o absolutistas se opusieron a esta alteración de la ley sucesoria por el interés que tenían en que don Carlos llegaran al trono (ya que era absolutista a ultranza). Por su parte, los liberales no se opusieron porque éste era el único camino para lograr sus esperanzas ya que eliminaban a don Carlos y se abría la posibilidad de una minoridad, lo que a la larga les daría un amplio margen de actuación.
En septiembre de 1832 a la enfermedad de gota que padecía Fernando se le unió un fuerte catarro que llevó a los médicos a declarar que el Rey se hallaba en peligro de muerte. La reina se informó de la situación que podría crearse en el caso de la muerte del Rey entra la sucesión de su hija o evitar una guerra civil eligió la segunda posibilidad para lo que se preparó un decreto que debía permanecer en secreto hasta la muerte de Fernando VII, derogando la reciente Pragmática Sanción. Ante su esposa y los ministros que se encontraban en La Granja, el rey rubricó de forma algo violenta el decreto que previamente había leído en voz alta el ministro de Justicia Calomarde.
El decreto que debía haberse mantenido en secreto, se convirtió en un secreto a voces de tal forma que las noticias de la derogación sirvieron de acicate a los liberales que inmediatamente empezaron a desarrollar sus actividades con vistas de mantener la Pragmática Sanción, para lo que empezaron a influir en la Reina. Una vez que el rey se restableció y que se contó con una fuerza militar adicta se cambió a todo el gobierno por uno nuevo presidido por Zea Bermúdez.
El nuevo gabinete ministerial, con el pleno apoyo de la Reina, se planteó dos objetivos: hacerse con el poder a todos los niveles y resolver el problema planteado con la firma del decreto derogatorio de la Pragmática Sanción. El primer objetivo se logró sustituyendo a todos los mandos militares y policiales que pudieran estar comprometidos con don Carlos y desmontando los cuerpos realistas. Para proporcionar a la reina la fuerza que necesitaba, ésta concedió una amnistía general que supuso de hecho un pacto entre la reina y el liberalismo. El segundo objetivo tuvo dos fases diferentes: En la primera de ellas se buscó a una cabeza de turco en Calomarde. Para llevar a cabo la segunda fase se esperó a dominar todos los resortes del país. El 31 de diciembre de 1832el Rey declaró públicamente que el decreto por el que había derogado la Pragmática Sanción era nulo y de ningún valor. Esta declaración hizo posible que la infanta Isabel fuese jurada heredera por unas Cortes en mayo de 1833.
En septiembre de 1833 muere Fernando VII dejando como herencia a su hija Isabel una guerra civil que ensangrentaría el territorio español y las bases para poder establecer un nuevo régimen: el liberal.
Pérdida del Imperio Colonial Americano
En el primer tercio del siglo XIX, con la independencia de casi todas sus colonias americanas, el Imperio español conoció su fin y España dejó de ser definitivamente una potencia mundial.
El proceso emancipador de las colonias se produjo ante la difícil situación que vivía España en aquellos años, invadida por Francia y debatiéndose en una gran crisis política interna.
Las causas que movieron a las colonias a independizarse fueron muy complejas, ya que no solamente eran internas, sino ideológicas procedentes del exterior.
Los nuevos países iberoamericanos.
Los países que surgieron tras la emancipación adquirieron la independencia política, pero no establecer unas instituciones políticas, económicas y sociales estables. Muchos de ellos se han debatido entre contradicciones internas y presiones externas que todavía configuran su situación actual.
La vida cultural de Hispanoamérica tras la independencia se caracterizó por el mantenimiento del origen cultural hispánico. Pero a lo largo del tiempo se fueron acumulando influencias de otras culturas, provenientes de EE.UU.
Causas de la independencia.
- Causas Internas: Con respecto a España hay que destacar la difícil situación creada por la invasión francesa, que supuso la ruptura del contacto directo con América, y el vacío de poder que creó la retención de los reyes españoles en Francia.
Con respecto a las colonias, hay que destacar, por un lado, el descontento de los criollos (descendientes de españoles nacidos en América) por su relegación en el gobierno de sus países y por el mantenimiento del monopolio comercial español, y, por otro, la fuerte tensión social en que vivían los indios, negros y mestizos, muy explotados por los blancos.
- Causas externas: Hay que destacar el influjo de las ideas ilustradas, los ejemplos de la independencia norteamericana y de la Revolución Francesa, y, además, la ayuda de Gran Bretaña y EE.UU., países interesados en desplazar a España del comercio americano.
El proceso independizador
Se puede agrupar en tres etapas:
- Primera etapa (1810 – 16). En Méjico se produjeron las sublevaciones sucesivas de Hidalgo y Morelos, ambas de signo popular, que fueron rápidamente reprimidas. En Venezuela, el Congreso General de Caracas proclamó la independencia en 1811; pero en el terreno militar fallaron los líderes Miranda, en primer lugar y Bolívar en segundo. En Argentina, tras la deposición del virrey, una junta se hizo cargo del poder hasta que en el Congreso de Tucumán se declaró la independencia. En Chile y Nueva Granada, los levantamientos fueron reprimidos; en el caso chileno, por la energía y fidelidad del virrey Abascal, y, en Nueva Granada, por la actuación de las tropas del general Morillo, enviadas como refuerzo desde España una vez terminada la guerra con Napoleón
- Segunda etapa (1816 – 20). En esta etapa, los chilenos declararon la independencia después de las victorias conseguidas por San Martín, la más importante en Maipú. Colombia se independizó tras la victoria de Bolívar en Boyacá.
- Tercera etapa (1820 – 24). Los independentistas lograron una mayor coordinación en las acciones, sobre todo después de la entrevista en Guayaquil entre Bolívar y San Martín y de una actuación militar decisiva que culminó en las dos grandes victorias de Carabobo y Ayacucho, que aseguraron el triunfo de la independencia.
El futuro no se presentaba fácil para los nuevos países independientes, por causa de sus propias contradicciones internas, por las fuertes divergencias entre unos y otros y por la acción de Gran Bretaña y de EE.UU:, que buscaron el control político y económico de la zona.
Después de esto a España sólo le queda Cuba y Puerto Rico.
Fuente: CHEMA ESPEJO PARRAGA